ESTEMOS A CUENTA
Querido lector; ¿Se ha detenido alguna vez para pensar que algún día usted ha de presentarse delante de su Creador, y que allí tendrá que rendir cuentas a El de la vida que usted ha llevado aquí en la tierra?
¿Cuál será su condición en ese día?
La palabra de Dios dice en Hebreos 9:27. “Y de la manera que está establecido a los hombres que mueran una vez, y después el juicio”.
También dice en Apocalipsis 20:11-15 como sigue: “ Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo; y no fue hallado el lugar de ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras....Y el que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de fuego”.
Si amigo con la muerte todo no se acaba, ni tampoco existe la reencarnación como algunos pretenden. Al morir usted se ha de presentar delante del Señor a dar cuenta de todo lo que usted halla hecho en toda su vida. El tiene todo escrito en sus libros, todo lo que usted hizo hasta ese día. Y usted será hallado culpable de todo y su destino será el lago de fuego.
Porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23).
Pero hay una solución; Cristo Jesús pagó el precio de sus pecados en la cruz del calvario.
Y la única forma que esa cuenta negativa pueda ser saldada es si usted se arrepiente de sus pecados y reciba al Señor Jesucristo como su Salvador personal.
Entonces dice la palabra de
Dios: “ Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana “ Isaías 1:18.
No esperes hasta que usted se tenga que presentar delante de El, porque entonces será muy tarde.
Hoy es el día de salvación.
Reciba al Señor Jesús hoy mismo y tendrá la seguridad de estar con El por toda la eternidad.
Por: C.S. Richardson