EL EGOÏSMO

 

Nos dice las escrituras en San Mateo 22: 35 – 40 como sigue: 35 Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo: 36 Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley? 37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. 38 Este es el primero y el grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

 

Cuando leemos estos versos detenidamente podemos entender que no hay lugar para el egoïsmo. Es amar al Señor con todo el corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

El mundo de hoy esta regido por el egoïsmo. Cada cual esta ocupado consigo mismo y en sus propias ocupaciones. No hay tiempo para Dios ni para ayudar a los demás.

Tristemente esto también es el caso en el pueblo de Dios.

En su carta a la iglesia de Laodicea el Señor dice: “He aquí dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios: 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ­Ojalá fueses frío, ó caliente! 16 Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa;”

Aqui vemos una vida centrada en el yo. “yo soy rico”, estoy enriquecido”, “no tendo necesidad de nada”.

La iglesia de Laodicea represente en esta porción a la iglesia en los últimos tiempos antes de la venida del Señor. Los cristianos ocupados en lo de ellos. Muchas veces en las cosas materiales de este mundo. Olvidando que “Y el mundo se pasa, y su concupiscencia” 1 Juan 2: 17

Lo podemos leer también en las siguientes porciones de las escrituras.

57 Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré donde quiera que fueres. 58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza. 59 Y dijo á otro: Sígueme. Y él dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre á mi padre. 60 Y Jesús le dijo: Deja los muertos que entierren á sus muertos; y tú, ve, y anuncia el reino de Dios. 61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa. 62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 9: 57 – 62. San Lucas 9: 57 – 62

El primero no  estaba interesado en seguir a Cristo. Su intención era ver lo que el mismo podía sacar con seguir al Señor. Por eso el Señor le dió esa respuesta. Era como diciendole: “Lo que vienes a buscar, aqui no hay”.

El segundo se concentraba solamente en su familia. No que el padre ya falleció. Quiere decir; Voy a esperar que mi padre muera entonces voy a seguirte”.

El tercero estaba centrada solamente en su hogar.

Entendamos bien esto. No que estas cosas son malas. Pero cuando ponemos todo lo demás antes de nuestro servicio y amor hacia Dios y nuestro projimo nos estamos centrando solamente en lo de nosotros. Y eso es egïsmo.

La siguiente porción encontramos en San Mateo 22: 1-5

“Y respondiendo Jesús, les volvió á hablar en parábolas, diciendo: 2 El reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que hizo bodas á su hijo; 3 Y envió sus siervos para que llamasen los llamados á las bodas; mas no quisieron venir. 4 Volvió á enviar otros siervos, diciendo: Decid á los llamados: He aquí, mi comida he aparejado; mis toros y animales engordados son muertos, y todo está prevenido: venid á las bodas. 5 Mas ellos no se cuidaron, y se fueron, uno á su labranza, y otro á sus negocios;”

En la primera ocación ninguno quiso venir a las bodas. En la segunda ocación unos fueron a su labranza, pues a trabajar en el campo y otros a sus negocios. Pues todos estaban ocupados en lo de ellos.

En Lucas 14: 16-20 leemos: “16 El entonces le dijo: Un hombre hizo una grande cena, y convido á muchos. 17 Y á la hora de la cena envió á su siervo á decir á los convidados: Venid, que ya está todo aparejado. 18 Y comenzaron todos á una á excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado. 19 Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy á probarlos; ruégote que me des por excusado. 20 Y el otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.”

Consideremos un momento las respuestas de los convidados.

  • He comprado una hacienda, y necesito salir a verla.
  • He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos.
  • Acabo de casarme, por tanto no puedo ir.

Lo de ellos era muchísimo mas importante que la invitación de aquel hombre.

Sus respuestas eran meras excusas. Han podido ir a ver la hacienda y probar los bueyes despues de la invitación. Y el último también pudo ir, pero usó su casamiento como excusa para no ir.

En San Lucas Capítulo 10 encontramos el relato del buen samaritano.

25 Y he aquí, un doctor de la ley se levantó, tentándole y diciendo: Maestro, ¿haciendo qué cosa poseeré la vida eterna? 26 Y él dijo: ¿Qué está escrito de la ley? ¿cómo lees? 27 Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y á tu prójimo como á ti mismo. 28 Y díjole: Bien has respondido: haz esto, y vivirás. 29 Mas él, queriéndose justificar á sí mismo, dijo á Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalem á Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; é hiriéndole, se fEl Egoïsmoueron, dejándole medio muerto. 31 Y aconteció, que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, se pasó de un lado. 32 Y asimismo un Levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, se pasó de un lado. 33 Mas un Samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fué movido á misericordia; 34 Y llegándose, vendó sus heridas, echándo les aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, llevóle al mesón, y cuidó de él. 35 Y otro día al partir, sacó dos denarios, y diólos al huésped, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva te lo pagaré. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fué el prójimo de aquél que cayó en manos de los ladrónes? 37 Y él dijo: El que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

Se suponía que tanto el sacerdote como el Levita quienes eran considerados como personas espirituales y amorosos tenían que haberse detenido para ayudar aquel hombre, pero no lo hicieron.

La Biblia no especifica el porque ellos no lo hicieron. Porque no hay excusa. No había ningún motivo para que ellos no ayudasen aquel hombre. Ellos deliberadamente escogieron de no ayudarlo. ¿No es esto egoísmo?

Santiago nos dice en su carta como sigue: “La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo.” Santiago 1:27

También en Santiago capítulo 2: “14 Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si el hermano ó la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos; pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará? 17 Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma.”

Amados, estamos viviendo en los últimos tiempos donde la mayoría se centra en sí mismo, no pensando en Dios y mucho menos en los demás.

Hemos de quidarnos para no caer en la misma condición.