NO JUZGUÉS

No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados. Lucas 6:37

Vamos en este momento a meditar en estas palabras habladas por nuestro Señor Jesucristo.

El nos manda a no juzgar. Esto es no formar opinión sobre algo o alguien.

La palabra de Dios nos enseña en Santiago: 4: 11. “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano, y juzga á su hermano, este tal murmura de la ley, y juzga á la ley; pero si tú juzgas á la ley, no eres guardador de la ley, sino juez”.

¿Cuantas veces nos sentamos en la silla del juez para murmurar, comentar y hablar del prójimo? Sin saber que estamos usurpando un puesto que no pertenece a nosotros.

Y mientras estamos juzgando al prójimo sale a relucir nuestro altivéz y nuetro orgullo, porque sentados allí pensamos que somos mejor que aquel del cual estamos hablando.

El rey David adulteró y mandó a matar al esposo de Bath-sheba para así cubrir su pecado.

Dios en su misericordia mandó a su siervo Nathán para despertar la conciencia de David. Para que el se diera cuenta de su horrible pecado y se arrepintiera.

Nathán le relató una historia y al terminar vemos a David furioso diciendo: “Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte”. 2 Samuel 12: 1-5.

Ay,  que rápido fue David para juzgar, sin saber que ese hombre era el mismo.

Nos escondemos detrás de nuestra autojusticia, pero Dios saca a luz lo que realmente somos. Estamos rápidos para juzgar y condenar pero en realidad lo que estamos tratando de hacer es esconder nuetras propias faltas de los demás.

Pero como nos dice la palabra de Dios: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Y no hay cosa criada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas á los ojos de aquel á quien tenemos que dar cuenta.”Hebreos 4: 12-13.

Hay un solo juez. Jesucristo

Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. Hechos 10:42

Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo á mí, sino también á todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:8

Pues amados, no juzguemos. Oremos los unos por los otros para que cuando venga el Señor, el juez justo, recibamos la corona de justicia.