LA IGLESIA LOCAL

 

Todos los verdaderos cristianos que se asocian entre sí en la formación de una iglesia local se esforzarán por mantener las normas y principios bíblicos de reunión, comunión, servicio, adoración, amor y gobierno.

A la vez que cada iglesia local disfruta de cierto grado de autonomía en el manejo de sus asuntos, reconocerá siempre que como parte integrante de la Iglesia de Jesucristo, decidirá sus asuntos en armonía y conformidad con los postulados bíblicos del Nuevo Testamento, que repudia toda politiquería en las iglesias y en las convenciones en favor o en contra de candidatos a cargos locales, nacionales o de pastor.

Se debe buscar con diligencia la dirección genuina del Espíritu Santo para poder decir como la iglesia primitiva: "Ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros". Para la naturaleza humana es muy difícil esperar y depender de la verdadera dirección y voluntad de Dios, pero ésta es la única senda sabia y segura.

También se debe tener en cuenta los acuerdos tomados en sus convenciones generales o concilios.

Cada iglesia local dispondrá de sus fondos; administrará disciplina a sus miembros; cuando fuere necesario establecerá hermanos responsables como colaboradores, los cuales serán escogidos entre los candidatos propuestos por el pastor en común acuerdo con los colaboradores salientes; sea cual fuere su sistema de gobierno local recibirá a su pastor en la mayor armonía, responsabilidad y temor de Dios; en todo esto reconociendo a Jesucristo como la verdadera Cabeza de la Iglesia (Efesios 5:23); al Espíritu Santo como su verdadero Dirigente (Juan 14:18,26); y al pastor como al Ángel (Apocalipsis 3:1), quien tendrá que rendir cuentas al Señor (Hebreos 13:17).

Cada iglesia local podría enviar delegados a convenciones generales.

Cada iglesia local sostendrá a su pastor por medio de los diezmos y las ofrendas.

Se entiende que para que una iglesia local pueda disfrutar plenamente de sus derechos y prerrogativas locales y generales, debe estar cumpliendo con sus obligaciones en todo lo relacionado al sostenimiento de su propia obra y del obrero.

Se comprende que el pastor y la iglesia tienen responsabilidades mutuas. Al mismo tiempo que el pastor realizará sus mejores esfuerzos para administrar a la iglesia el mensaje puro de la Palabra de Dios (Hechos 20:27-28), y de servirle en todas aquellas cosas concernientes a su ministerio cristiano; la iglesia, por su parte, está llamada a considerar al pastor como mensajero de Dios (Malaquías 2:7; Gálatas 4:15), a acatar sus enseñanzas bíblicas (1 Corintios 11:2; 1 Corintios 16:16), a seguir su santo ejemplo (Filipenses 3:17; 2 Tesalonicenses 3:9), a imitar su fe (Hebreos 13:7), a respetarlo y a estimarlo (1 Tesalonicenses 5:12; Filipenses 2:29), a orar por él (Colosenses 4:3; 2 Tesalonicenses 3:1); a sostenerlo (Gálatas 6:6; 1 Corintios 9:11; 1 Corintios 9:14; Lucas 10:7), a obedecerlo (Hebreos 11:17).

 

PREGUNTAS

  1. ¿Cómo es el gobierno de cada iglesia local?
  2. ¿Qué relación guarda cada iglesia local con la Iglesia de Cristo en general?
  3. ¿Qué se debe buscar con diligencia en las decisiones de la iglesia?
  4. ¿Qué debe hacer la iglesia para poder disfrutar de todos sus privilegios?