LA IGLESIA DE CRISTO

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la habitación de Dios por medio del Espíritu Santo, divinamente señalada para el cumplimiento de la Gran Comisión (Marcos 16:15). Cada convertido nacido del Espíritu Santo es miembro de la gran asamblea general o iglesia de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en los cielos. (Hebreos 12:23).

La Iglesia de Cristo es un Pueblo:
Redimido con la Sangre de Cristo (Efesios 1:7).
Separado del mundo (2 Corintios 6:16-18).
Dedicado a Dios (Romanos 12:1-2).
Que cree en el Evangelio (Juan 20:31).
Y practica los preceptos Cristianos (Tito 2:11-14).
La Naturaleza Espiritual de la Iglesia:

La Iglesia es comparada con:

Un Cuerpo (Efesios 1:22-23). Cristo es la cabeza (Efesios 1:22; Efesios 5:23), y los creyentes los miembros del Cuerpo (1 Corintios 12:12; 1 Corintios 12:27), destacándose así la vital y espiritual relación entre Cristo y los creyentes y de éstos entre sí.
 
Un Edificio o Templo (1 Corintios 3:9,16). Cristo es el fundamento y "piedra principal" (1 Pedro 2:6-7), los apóstoles y profetas formando parte del fundamento juntamente con Cristo (Efesios 2:20-22), y los creyentes siendo las piedras vivas que forman el edificio espiritual (1 Pedro 2:5), destacándose aquí la verdad de que Cristo es la Roca sobre la cual está fundada la Iglesia; que Él es el Sumo Sacerdote de este Templo (Hebreos 4:15), y que Dios mora en ese Templo espiritual (Efesios 2:21-22; Mateo 18:19-20).
 
Una Novia o Esposa (2 Corintios 11:2). Cristo es el Novio o Esposo Celestial y los creyentes la Novia, ilustrándose aquí el amor místico y puro entre Cristo y la Iglesia (Efesios. 5:25-27; Apocalipsis 19:6-9). Por estas figuras podemos ver cúan íntimamente ligados deben estar los creyentes a Cristo, para que pueda haber un cristianismo vital y pertenecer realmente al Cuerpo de Cristo.
 
La condición para pertenecer a la Iglesia:
La condición principal para pertenecer a la Iglesia es la regeneración o nuevo nacimiento (Juan 3:3-5; Juan 1:12-13).

Hay tres pasos que conducen a la regeneración:

Fe en Jesucristo y en los méritos de su sangre que limpia de todo pecado. (Juan 14:6; Juan 3:16-36; Hechos 16:31; Efesios 1:7; 1 Juan 1:7-9).
Un verdadero arrepentimiento (Hechos 2:38; Mateo 9:13). El verdadero arrepentimiento consiste en comprender (mente) que uno es pecador, sentir (alma) dolor por haber pecado, y abandonar (voluntad) el pecado, confesándolo a Dios (1 Juan 1:9; Juan 8:11; Juan 5:14; Proverbios 28:13).
Confesión pública de fe en Cristo (Romanos 10:9-10; Marcos 8:38).
 
La Obra de la Iglesia:
Predicar el Evangelio a toda criatura (Mateo 28:19-20; 1 Pedro 2:9-10).
Proveer un medio de adoración y culto (Efesios 5:19; Colosenses 3:16).
Sostener normas altas de moral y santidad. La Iglesia es "la luz del mundo y la sal de la tierra" (Mateo 5:13-16).
El sostenimiento financiero de la Iglesia:

Aunque la salvación del alma y todas las bendiciones divinas se obtienen sin dinero (Isaías 55:1-2; Mateo 10:8; Hechos 8:18-23). Sin embargo, se necesitan fondos para sufragar los gastos que ocasionan la obra de la Iglesia y el ministerio (1 Corintios 9:14; Gálatas 6:6; Filipenses 4:14-18; 1 Timoteo 5:18).
Los Llamados a sostener la obra de la Iglesia son sus miembros. Es deber sagrado del cristiano cumplir con el plan que Dios ha ordenado desde el principio, esto es, los diezmos, o sea, la décima parte de todas nuestras ganancias. Mucho antes de la Ley de Moisés, los patriarcas pagaron sus diezmos para el sostén del culto a Dios (Genesis 14:18-20; Génesis 28:22). Más tarde la práctica del diezmo fue incorporada en la Ley de Moisés (Levítico 27:30-34; Números 18:21-26). El cumplimiento de esto era tan importante que Dios pronunció bendiciones especiales para los fieles y maldiciones terribles para los infieles (Malaquías 3:8-10).

Por último, en el Nuevo Testamento es ratificada la práctica del diezmo. Refiriéndose al diezmo, Jesús dijo: "Esto era menester hacer" (Mateo 23:23). Refiriéndose a lo mismo, Pablo escribió: "Así también ordenó el Señor" (1 Corintios 9:13-14). También el Señor promete bendiciones a los que son fieles en el pago de los diezmos (2 Corintios 9:6-13). El diezmo no es una dádiva; es una deuda (Malaquías 3:10).

Además del pago de los diezmos, están las ofrendas voluntarias. (Éxodo 25:2; 1 Crónicas 29:9; Hechos 11:29; Lucas 6:38). El ofrendar es una gracia de Dios; el no ofrendar es una falta de gracia (2 Corintios 8:1-7).

Hay legiones de "creyentes en tránsito", "turistas que no quieren hacerse miembros de ninguna iglesia.

Las visitan todas, desean disfrutar de todos los privilegios de todas las iglesias, desean que les den parte donde quiera que van, pero no quieren asumir las responsabilidades de sostener la iglesia. ¡Son como parásitos!


PREGUNTAS
1. ¿Qué es la Iglesia Cristiana?
2. ¿Con qué es comparada? Explique.
3. ¿Cuál es el requisito principal para pertenecer a la Iglesia?
4. ¿Qué pasos conducen a esa experiencia?
5. ¿Cuál es la misión de la Iglesia?
6. Explique detalladamente el sistema bíblico para el sostenimiento de la Iglesia.