EL BAUTISMO EN AGUA

 

Considerando que este es un cursillo bíblico para preparar doctrinalmente a los nuevos convertidos para ser bautizados en agua, hemos creído necesario dedicar una lección por separado para estudiar más detenidamente sobre el Bautismo en agua.

Toda persona que sinceramente se ha arrepentido de sus pecados y ha recibido a Cristo como Salvador y Señor, debe cumplir su mandato de ser bautizado en agua (Mateo 28:19; Marcos 16:16).

Hay ocasiones y circunstancias cuando una persona no puede ser bautizado por intervenir la muerte, como en caso del ladrón arrepentido al lado de Cristo en la cruz, o por alguna enfermedad grave, u otra causa similar. Estas causas desde luego, por ser insuperables, no perjudican la vida espiritual de la persona; pero si una persona pudiendo bautizarse deliberadamente rechaza el bautismo, entonces, está en desobediencia, y toda desobediencia es pecado, y la tal persona puede perder su salvación.

En Lucas 7:30, dice: "Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan".

Así que no querer ser bautizado en agua conforme lo ordenó el Señor, es desechar los designios de Dios con respecto a uno, y por lo mismo, es marginarse de la salvación. Mucho nos ayudará para estudiar el tema del bautismo en agua si lo dividimos en cinco tópicos: (1) La forma, (2) La fórmula, (3) El candidato, (4) El tiempo, (5) El significado.

 

La Forma:

La palabra griega "bautizar" (baptizei), significa, inmersión, sumergir, meter algo bajo el agua.

El bautismo cristiano es, pues, por inmersión. Aun los que practican el bautizar por aspersión, o sea, por rociamiento, admiten que la inmersión fue la forma de bautizar desde el principio.

Leyendo en la Biblia algunos casos de bautismo, uno puede fácilmente entender las siguientes verdades:

Que el bautismo requería agua. "Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? (Hechos 8:36).

Que el bautismo requiere abundancia de agua. "Y Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados" (Juan 3:23).

Que el bautismo requiere que tanto el que bautiza como el bautizado desciendan al agua. "Y mandó parar el carro: y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó" (Hechos 8:38).

Que el bautismo requiere que el candidato sea "sepultado en agua", o sea, sumergido. "Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo" (Romanos 6:4). "Sepultados juntamente con él en el bautismo" (Colosenses 2:12).

Que el bautismo requiere subir del agua. "Y Jesús, después que fue bautizado, subió del agua" (Mateo 3:16). "Y cómo subieron del agua" (Hechos 8:39). Es evidente que el bautismo cristiano es por inmersión.

 

La Fórmula:

Las palabras del Señor son finales sobre el particular. En Mateo 28:19, Él dijo: "Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo".

¡Nadie tiene el derecho de modificar ni de cambiar esto!

Sabelio, un presbítero de la Iglesia en los primeros tiempos, se inventó una doctrina que no niega la divinidad de Jesucristo, sino que lo hace la única Persona de la Divinidad. Enseñaba que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son la misma Persona; que son tan solo tres títulos para el mismo Ser divino.

Los sabelianistas bautizaban en el nombre de Jesús solamente, excluyendo al Padre y al Espíritu Santo, lo cual era una moda nueva en la Iglesia, y por lo mismo les llamaban "los modalistas". La Iglesia entonces rechazó vigorosamente esta enseñanza, y se adhirió firmemente a la fórmula bautismal ordenada por Cristo (Mateo 28:19).

Los sabelianistas modernos, los unitarios, los "Jesús Solo", contienden que hay que bautizarse en el nombre de Jesús solamente. Tuercen las Escrituras al decir que los Apóstoles bautizaban en el nombre de Jesús, y citan varios versículos en el libro de los Hechos. Tales textos no se refieren a la fórmula del bautismo, sino a la autoridad del bautismo cristiano, que emanaba del Señor Jesucristo, quien lo ordenó.

En Hechos 2:38, cuando en el sermón de Pentecostés Pedro dice: "bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo", está dirigiéndose a "judíos, varones piadosos... judíos y prosélitos (gentiles convertidos al judaísmo)... varones judíos... varones israelitas... varones hermanos... la casa de Israel..." Es decir, aunque había gentiles, la inmensa mayoría de la multitud era judía.

El bautismo no fue algo del todo nuevo en los días de Jesús.

Entre los gentiles se practicaban muchas purificaciones religiosas en forma de baño o inmersión en el mar o en el río.

Entre los judíos se practicaban muchas purificaciones y lavamientos.

Además tenían el bautismo de los prosélitos, que eran gentiles que se convertían al judaísmo. Para recibirlos finalmente eran bautizados. Se introducían en el agua hasta que le llegaba el cuello; le leían la Ley, y al terminar la lectura, se sumergía por completo, en señal de que moría y era sepultado para el paganismo.

También conocían muy bien el bautismo de Juan el Bautista, que tan profundamente había calado en la vida de la nación.

Y desde luego, estaba el bautismo cristiano, establecido por Cristo hacía solamente unos pocos días.

Los paganos se bautizaban supuestamente por orden de sus "deidades".

Los judíos se bautizaban por orden de Moisés.

Cerrando la dispensación de la Ley los judíos se bautizaban por orden de Juan el Bautista.

Y cuando los Apóstoles hablan de bautizarse "en el nombre de Jesucristo", lo que están haciendo es estableciendo la distinción del bautismo cristiano de entre todos los demás bautismos; que el bautismo cristiano no es por la autoridad de ninguna "deidad" pagana, ni de Moisés, ni de Juan el Bautista, sino que su autoridad procede de Jesucristo. Los Apóstoles no se refieren a la fórmula, sino a la procedencia de autoridad.

Es maravilloso que en el bautismo de Jesús, fue real y evidente el testimonio del Padre (con su voz desde el cielo), del Hijo (que estaba presente en carne y hueso), y del Espíritu Santo (que descendió en forma de paloma) (Mateo 3:16-17).

Así que está claro que hay que bautizar como Cristo lo ordenó: "En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", porque "tres son los que dan testimonio en el cielo; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo" (1 Juan 5:7).

 

El Candidato:

El orden bíblico para los que pueden ser bautizados, es el siguiente:

"Arrepentíos y creed al evangelio" (Marcos 1:15).

"Id, y doctrinad a todos... bautizándolos... enseñándoles... " (Mateo 28:19-20).

"El que creyere y fuere bautizado, será salvo" (Marcos 16:16).

"Arrepentíos y bautícese..." (Hechos 2:38).

Es decir, una persona antes de poder ser bautizada, debe arrepentirse de sus pecados, debe creer en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, debe dar frutos dignos de arrepentimiento, debe ser doctrinado propiamente, debe tener una experiencia clara de su salvación.

Si es bautizado antes de tener estas cosas, se bautiza un pecador seco y sale un pecador mojado.

El hecho de que el pecador tiene que arrepentirse de sus pecados para luego ser bautizado, excluye el bautismo de los niños.

 

El Tiempo:

El Nuevo Testamento no especifica ningún tiempo, pero la persona debe estar plenamente consciente de su nueva experiencia con el Señor.

Durante la era apostólica el hecho de creer, aceptar y confesar a Cristo y Su Evangelio, representaba persecución, pérdida de bienes, fortuna, herencia y aún la vida; así que el que creía y confesaba ya estaba mejor preparado para el bautismo que uno que hoy día tome clases de bautismo por varios meses.

Se recomienda, pues, que el candidato sea enseñado, de modo que al ser bautizado sea consciente del paso tan importante y precioso que está dando.

 

El Significado:

El bautismo en agua es una lección objetiva, visible, tangible, externa, de una realidad espiritual interna.

La realidad espiritual e interna es que la persona ha muerto al pecado y al mundo, y "el viejo hombre" ha sido sepultado, y se ha levantado una "nueva criatura".

San Pablo escribe: "¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección" (Romanos 6:3-5).

 

PREGUNTAS

  1. Explique estas dos situaciones:
  2. Una persona es salva y se quiere bautizar, pero por razones insuperables no puede.
  3. Una persona es salva y pudiendo, no se quiere bautizar.
  4. Diga cuál es la forma y la fórmula del bautismo.
  5. ¿Qué quiere decir la expresión apostólica: "bautícese en el nombre de Jesucristo"?
  6. Diga algunos requisitos indispensables para ser bautizado en agua.