LA REVERENCIA EN LA CASA DE DIOS
El Salmista expresó su gozo en asistir a la Casa de Dios de la siguiente manera: "Yo me alegré con los que me decían: a la casa de Jehová iremos" (Salmos 122:1). También manifestó su determinación en asistir, diciendo: "Una cosa he demandado de Jehová, y esta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida" (Salmos 27:4).
Es deber del cristiano guardar reverencia en la casa de Dios, para no restar en nada a la presencia y a la gloria del Señor en el servicio.
Antes del Servicio:
Llegar temprano a la iglesia, para disfrutar de los momentos preciosos de oración y meditación antes del servicio.
Sentarse lo más cerca posible al púlpito, para disfrutar mejor del culto, y para los que llegan tarde puedan sentarse en la parte de atrás sin distraer la atención de nadie (Eclesiastés 5:1).
No llegar tarde, pero si en alguna ocasión, por alguna razón poderosa llega tarde, y si es el momento cuando se está leyendo la Palabra de Dios o se está orando, debe esperar en la puerta hasta que se termine la lectura o la oración; luego debe entrar de una manera comedida, sin ruidos, pues es lugar santo (Exodo 3:5).
No traer perros, pues son imprudentes y distraen la atención.
Durante el Servicio:
Durante el servicio se debe mantener una actitud atenta y reverente, tomando parte en el culto divino y en la adoración, por medio de los cánticos y de todas las partes del culto. Si hay alguien al lado que no tiene Biblia o himnario, se le debe invitar a compartir la Biblia o el himnario. Durante la predicación de la Palabra de Dios, el oído y el corazón deben estar dispuestos a recibir el mensaje divino, pues la fe viene por el oír (Romanos 10:17).
No divagar la vista por todas partes, ni mirar hacia atrás cuando alguien entra, ni sentarse incompuestamente en los asientos, ni con los brazos puesto sobre el espaldar, ni mascar "chicle".
Es cosa preciosa traer los niños a la iglesia, y todavía más precioso enseñarles la reverencia en la Casa de Dios desde que son pequeñitos. Si lloran, es siempre mejor sacarlos fuera del templo hasta que se calmen.
Después del Servicio:
Al terminar el culto es muy buena práctica saludarse cariñosamente, especialmente los que vienen por primera vez y a los nuevos convertidos (Romanos 16:16, 1 Pedro 5:14). Al mismo tiempo hay que tener cuidado de no entablar charlas innecesarias, pues sería profanar la Casa de Dios.
A la vez que es bueno saludarnos los unos a los otros, también es bueno salir lo antes posible, para llevar fresco en el espíritu el encuentro con Dios y Su Palabra (Juan 4:23).
PREGUNTAS
¿Cómo debe ser la conducta del cristiano en la Casa de Dios, antes, durante y después del culto?