EL FUNDAMENTO DE DIOS

 

Porque nosotros, coadjutores somos de Dios; y vosotros labranza de Dios sois, edificio de Dios sois. Conforme á la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 1 Corintios 3: 9-11

El apóstol Pablo en este precioso verso nos dice que el fundamento es Jesucristo. Y que nadie puede poner otro fundamento.

El querer poner otro fundamento nos llevará a la ruina, porque ningún otro fundamento será estable, fuerte y duradero.

En el Salmo 11 verso 3 nos dice la palabra de Dios: “Si fueren destruídos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?”

La respuesta es sencillo. El justo no podrá hacer nada, porque su vida esta fundamentada sobre el fundamento de Dios.

Tantos hoy en día quieren poner otro fundamento. Por eso en el mundo de hoy hay tantas tragedías, problemas y dificultades. El ser humano quiere resolver todo con su intelecto, su sabiduría y manera de pensar pero hasta el día de hoy han fracasado en sus intentos.

La solución es edificar sobre el fundamento que Dios desde el principio ha establecido, el cuál es Cristo Jesús. A su nombre toda gloria y honra.

Ahora bien, el apóstol Pablo también nos alerta diciendo: “empero cada uno vea cómo sobreedifica”.

Entendiendo que no solamente el fundamento debe de ser el fundamento correcto, sino también debemos de cuidarnos como sobreedificamos.

Porque si los materiales que usamos no son los materiales adecuados, el fundamento permanecerá mas el edificio que estamos edificando se derrumbará.

Pablo nos da 6 materiales con los cuales podemos edificar.

Oro, plata y piedras preciosas ó madera, heno y hojarasca.

Los tres primeros son los materiales que debemos usar para que nuestro edificio permanezca en pie. Los tres otros son los materiales que facílmente se pueden obtener mas cuando son probados por el fuego sufriremos pérdida.

Oro, plata y piedras presiosas son los materiales que la palabra de Dios nos da para que podamos tener un edificio sólido. Para obtener estos materiales requiere de nosotros mucho esfuerzo, dedicación y consagración.

Estos materiales los encontramos en la Palabra de Dios. En Galatás 5: 22 la Biblia nos habla del fruto del Espíritu Santo. “Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.” Estos son los materiales que debemos de usar en nuestro edificio.

Notemos lo que nos dice la palabra de Dios en Colosenses 3: 12-16: “Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia; Sufriéndoos los unos á los otros, y perdonándoos los unos á los otros si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Crito os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, á la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos los unos á los otros con salmos é himnos y canciones espirituales, con gracia cantando en vuestros corazones al Señor. Y todo lo que hacéis, sea de palabra, ó de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias á Dios Padre por él.

En 1 Timoteo 6: 11 nos dice: “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre.”

Pues estos son los materiales que debemos usar: el amor, el gozo, la paz, la tolerancia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre, la templanza, la  misericordia, la humildad, el perdon, la paz, la piedad, la fe y la paciencia. Materiales sólidos para edificar nuestra vida en el Señor.

Hoy en día muchos son los cristianos que no se quieren esforzar. Pocos son los que se consagran de todo corazón. Viven una vida mediocre, edificando con madera, paja y hojarasca.

Cuando llega a sus vidas el fuego de la prueba, se escandalizan y se apartan del camino de la verdad.

Son como los que fueron sembrados entre pedregales. Nos dice el Señor en Mateo 13:5: “Y parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y nació luego, porque no tenía profundidad de tierra.”

El Señor lo explica en los versos 20-21: “Y el que fué sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con gozo. Mas no tiene raíz en sí, antes es temporal que venida la aflicción ó la persecución por la palabra, luego se ofende.”

Lucas 8: 13 nos dice: “Y los de sobre la piedra, son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; mas éstos no tienen raíces; que á tiempo creen, y en el tiempo de la tentación se apartan.”

Cuando un albañil esta edificando una casa debe usar los materiales adecuados para que el muro sea estable. La mezcla que usa debe tener la consistencia adecuada.

Cuando yo era niño ibamos a la casa de nuestra tía a jugar con los primos. En la parte de atrás de la casa había una casa de un vecino en construcción. Por razones que en este momento no vienen al caso, el vecino nunca terminó la casa. Nosotros usabamos el lugar para jugar. Despues de un tiempo he notado que la mezcla que usaron para pegar las piedras comenzó a soltarse. ¿Porque? Pues porque usaron mucha arena y poco cemento. Posiblemente para ahorar dinero. Llegó el momento que nosotros hasta podíamos quitar las piedras completamente de los muros. Todo el trabajo que hicieron fue en vano.

Y así pasa también hoy en día en la vida de muchos. Como no se quieren esforzarse para edificar con los materiales adecuados que Dios nos ha dado, sino prefieren hacerlo con los materiales que el mundo ofrece, estan trabajando en vano. El edificio no permanecerá.

Mezclan lo de Dios con lo del mundo. Esa mezcla no es sólida. Al pasar del tiempo se notará que las piedras se van a soltar y el edificio se derrumbará.

Tantos son los predicadores que en sus prédicas y estudios mezclan mucha retórica y sabiduría humana. Estos mensajes suenan muy bonitos en los oídos de aquel que escucha pero nunca producen el efecto que el Señor desea en las vidas.

Lo único y seguro que produce un cambio en las vidas es la pura palabra de Dios. La palabra no adulterada. Sin mezclas.

El apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 4:2 como sigue: “Antes quitamos los escondrijos de vergüenza, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por manifestación de la verdad encomendándonos á nosotros mismos á toda conciencia humana delante de Dios.”

¿Que pues es adulterar la palabra?

  • Es alterar o eliminar la calidad y pureza de una cosa añadiéndole algo que le es ajeno o impropio.
  • Y también, alterar o falsear el sentido auténtico de una cosa o la verdad de un asunto.

Dios hablando al pueblo de Israel a travez de su siervo Moises les dice: “Ahora pues, oh Israel, oye los estatutos y derechos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis, y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres te da. No añadiréis á la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.”

El apóstol Juan nos dice en el libro de Apocalípsis 22: 18-19: “Porque yo protesto á cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”.

Así que a la palabra de Dios no se le puede añadir ni quitar. Es perfecta, completa.

Basta ya de predicar un mensaje mezclado con humana sabiduría.

“Porque no me envió Cristo á bautizar, sino á predicar el evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es locura á los que se pierden; mas á los que se salvan, es á saber, á nosotros, es potencia de Dios. Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé la inteligencia de los entendidos. ¿Qué es del sabio? ¿qué del escriba? ¿qué del escudriñador de este siglo? ¿no ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Porque por no haber el mundo conocido en la sabiduría de Dios á Dios por sabiduría, agradó á Dios salvar á los creyentes por la locura de la predicación”. 1 Corintios 1; 17-21

También dice en 1 Corintios 2: 4-5: “Y ni mi palabra ni mi predicación fué con palabras persuasivas de humana sabiduría, mas con demostración del Espíritu y de poder; Para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, mas en poder de Dios”.

“Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado; Lo cual también hablamos, no con doctas palabras de humana sabiduría, mas con doctrina del Espíritu, acomodando lo espiritual á lo espiritual.” 1 Corintios 2: 12-13

Así que amados, vamos a edificar sobre el fundamento que Dios ha establecido, el cuál es Jesucristo. Usando para la edificación los materiales que El nos ha dado. Y aunque vengan lluvias, tormentas y ríos nuestra casa no caerá.

 

Dios les continue bendiciendo y fortaleciendo cada día.

 

Rev. C. S. Richardson